El conflicto entre los legisladores priístas por la designación de Jorge Arizmendi como líder de su bancada puede tener diversas lecturas, sin embargo, es un hecho que muestra como los políticos de la actualidad sólo piensan en intereses personales; después en los intereses de sus partidos y por último en los intereses del país.
Las pasadas elecciones parecían ser el escenario ideal para el resurgimiento del PRI (así fue) y por ello en Morelos muchos personajes de la política se acercaron al tricolor para sacar provecho de esta situación. Tal es el caso de Fernando Martínez Cué quien se ha convertido en un trapecista profesional al pasar de partido en partido, y que después de muchos años regresó al que lo vio nacer como político (PRI) después de haber pasado por el PAN, PRD y de haber coqueteado con algunos otros. Otro que quiso aprovechar el inminente regreso del PRI fue Gabriel Haddad quien fue Secretario de Estado durante el gobierno de Sergio Estrada (quien también apoyó a los tricolores) y de esta forma logró una diputación.
De esta manera, el PRI nombró a diversos candidatos que contaban con cierta popularidad, pero que probablemente no sienten los colores del partido y mucho menos comulguen con su ideología. El día de hoy, son algunos de ellos los que representan al tricolor en el Congreso y los que votaron para que Jorge Arizmendi fuese líder de su bancada. Ahora hay un conflicto interno entre el grupo de Guillermo del Valle y Maricela Sánchez, y estos "nuevos priístas" que seguramente marcará este trienio.
Mucho se ha hablado desde las elecciones presidenciales pasadas del respeto a los resultados, por el hecho de que López Obrador siempre se mostró insatisfecho por su supuesta derrota. Sin embargo, ese respeto de poco sirve si los partidos que pierden las elecciones hacen todo lo posible por sabotear los proyectos y administraciones de sus enemigos políticos. En este caso, los priístas se están dando cuenta que probablemente el enemigo está en casa y si no son inteligentes y se comienzan a meter el pie entre ellos, puede ser que su regreso en Morelos sólo dure tres años.
Finalmente, en este tipo de conflictos lo secundario o más bien lo terciario viene a ser Morelos y visto dentro de una supuesta estructura democrática, sus votantes. Porque primero se encuentran los mismos políticos que se van moviendo de partido y se van aliando o peleando con quien les conviene para satisfacer sus intereses personales. Después se encuentran los partidos, ya que sino formas parte de ellos no existes en el ámbito político y muchas de las acciones que sus representantes toman son a favor de estas fracciones. Por último, se encuentra la sociedad, las personas que con sus impuestos sostienen toda esta anquilosada y aparatosa estructura política sin recibir ningún beneficio a cambio.
Lo más triste de todo es que mucha de la gente con la que hablo de estos temas concuerdan en que la política es una mie#!*¢ y que nunca participarían en ella. Es por eso, que muchos de los que la manejan en nuestro país son personas corruptas, transas y sin escrúpulos que sólo piensan en su beneficio y no hay gente comprometida y con valores. Quizá algunos le gente pueda decir que para involucrarte tienes que pertenecer a un partido, pero ¿será esa la única forma de participar de forma activa en las decisiones de la sociedad? o ¿tenemos que dejar que estos personajes hagan y deshagan como les venga en gana? Yo estoy seguro de que no, pero parece que cada día demostramos lo contrario.
Fernando Martínez Cué trapecista profesional, se rumora que lo busca el Circo de Portugal.
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