10/1/10
Javier Jaramillo Frikas
Columna
Prohibido Prohibir
El desgaste lo viven, directamente, los morelenses todos. Anotaremos una frase con signos ortográficos comunes para buscar el fondo a lo que no es una simple crisis:
--¿Se agotó la oportunidad de Marco Antonio Adame Castillo como gobernador de Morelos?
--¡Se agotó la oportunidad de Marco Antonio Adame Castillo como gobernador de Morelos!
Usted, querido lector, ¿qué signo le colocaría?
No sabemos hasta dónde se inquiete el doctor Adame Castillo cada mañana al enfrentarse con las noticias. Desconocemos exactamente quiénes lo conozcan a fondo y nos contesten esta terrible duda. Un servidor siente el aguijonazo en el espíritu, alma, corazón o lo que sea donde se hace el hueco estomacal cuando las malas nuevas. Y en Morelos hemos vivido en los últimos meses solamente malas nuevas. Hoy domingo (o ayer, como gusten) igual que muchos hace 33 años y cacho, leemos el semanario “Proceso” y de inmediato la sensación de emociones multiplicadas. Otra vez. Una cuenta bancaria del gobernador en un voluminoso expediente de la Procuraduría General de la República, el Caso Luis Angel Cabeza de Vaca era lo nuevo. Lo otro ha aparecido en varios medios y en distintos tiempos.
Y de nuevo nos vamos al juego gramatical, de las palabras, de uno de los signos sobre todo, el de admiración desde diversas miras telescópicas:
--“¡Sáquenme de aquí!”, diría el mismo Adame a sus operadores de la comunicación social, en el sentido de sortear la situación y meterse en la “burbuja” insensible donde solo tienen acceso los íntimos y los demás, los casi dos millones de morelenses, fuera.
--“¡Sáquenme de aquí!”, exclamaría el gobernador al poder presidencial, a su partido donde es un baluarte según las propias gacetillas de la prensa nacional, buscando el acomodo en el gabinete federal como tantas veces lo hemos anotado, incluso hoy que la evaluación de su trabajo lo inhabilita e impide a cualquier funcionario poderoso en su sano juicio, hacer esta operación.
--“¡Sáquenme de aquí!”, el mismo doctor solicitando al Congreso del Estado, a la sociedad civil, a los agraviados morelenses, la tregua para volver a la iniciativa privada, sitio de donde lo trajo el PAN hace apenas 15 años. El anhelado retorno a casa, al capital social que le daba su formación familiar, su tarea en las aulas y su vertebración religiosa con valores fundamentales.
¿Cuánto tiempo duró La Nube Rosa del doctor Marco Adame? Y lo calificamos así porque lo de los últimos meses ha sido un martirio a pesar del poder que representa ser gobernador. ¿En qué momento se agotó? ¿Acaso fue en el operativo de la colonia Reforma por parte de la Policía Federal Preventiva y la Siedo que nunca fue avisado, el inicio de la cadena que culmina con la balacera de La Marina Armada contra El Cártel en Altitude y con el intermedio de la captura y cárcel para sus jefes policiacos? ¿Esa misma razón hizo que cuidara a su principal operador –en todo: político, financiero y mediático—Javier López Sánchez y le quitara las supra funciones públicas para conservarlo en un Limbo de apariencia impune donde la suerte de ambos corre paralelamente?
La información que ha corrido desde mediados del 2008 y que ha lesionado la estructura del gobierno del Estado nunca ha sido desmentida. Todo quedaba ahí, en la acumulación de señalamientos en contra de la administración de Adame. No llegaba la descomposición al punto de máxima gravedad: directo a los sectores sociales de la entidad. Aquello, hediondo, putrefacto, envolvió a Morelos, otra vez, en el descrédito, el escándalo, en la constante mala experiencia de sus gobiernos, una y otra vez descalificados, lesionados, luego fracturados, para terminar, de nuevo, en estado de coma. Ningún aprendizaje. La historia repetida. Reedición, dirían los intelectuales.
Que los medios no marcan la agenda, se reza en el sector político. Sin embargo, la realidad de Morelos, tristemente, difícilmente podrán plantar lo que deba hacerse desde un gobierno sumamente frágil, que no es siquiera consultado por órganos policiacos y menos, mucho menos, por Las Fuerzas Armadas en el caso reciente de La Marina. No nos confundamos: una cosa son las ocho, cintillos o cuatro columnas, las aperturas en noticieros de tele o radio, y otra, lejanísima, contar con fortaleza política desde el aparato de gobierno. Un asunto es tener el dinero necesario para operaciones. Y otra que permeen en una sociedad temerosa, desconcertada y molesta.
La máquina ha sido forzada con repeticiones de errores, de actitudes soberbias desde el escritorio de las decisiones, a partir de la mala estrategia en la composición de un equipo de trabajo donde ha imperado la amistad sobre las contadas inclusiones profesionales con perfil, o lo más grave: el lazo cómplice de acciones corruptas como es el caso claro de Javier López Sánchez y sus mega tareas. Que nadie dude que en el camino por venir este personaje adquiera un relieve trascendente y a la forzada máquina ya casi sin combustible se le agreguen rieles oxidados, hechos de material ínfimo que termine en un descarrilamiento que de tan anunciado no generará ninguna sorpresa.
Se obliga la siguiente interrogante:
--¿Qué puede impresionar a una sociedad como la morelense que ha perdido, hace mucho tiempo, su capacidad de asombro?
Ya metidos en el juego de palabras terminamos como empezamos a partir de presunciones que entre muchos paisanos van más allá de ese adjetivo:
--¿Se va el gobernador Adame?
--¿Que se vaya el gobernador Adame?
No, claro que nunca será igual a:
--¡Se va el gobernador Adame!
--¡Que se vaya el gobernador Adame!
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