Hace unas semanas comenzó a circular un correo electrónico sobre la complicidad con el narcotráfico de un directivo de Grupo Braca de Comunicación llamado Jorge López Flores. El texto me pareció irresponsable e incluso peligroso para las personas que implicaba y por ello no lo publiqué en este espacio.
El día de ayer por la mañana lanzaron una granada en casa del personaje en cuestión, pero el artefacto afortunadamente no estalló. Se dice que no se dejó ningún mensaje en el lugar de los hechos. Este hecho tiene diversas lecturas, ya que algunos lo relacionan por una supuesta complicidad con algún bando del narco y otros dicen que es un ataque contra la libertad de expresión.
Lo que es un hecho es que México en general y Morelos en particular, no son sitios en los que se dé la libertad de expresión. La semana pasada una de las narcomantas encontradas expresaba en su mensaje amenazas contra los periodistas. Esto no se ha mencionado mucho en los medios, sin embargo, las dependencias correspondientes ya lo investigan.
Por otra parte, en la edición de hoy del Diario de Morelos hay una carta al público de su presidente, Miguel Ángel Bracamontes, en la que afirma categoricamente que el incidente de la granada no tiene nada que ver con el narco. De la misma manera, relaciona el hecho con volantes y correos electrónicos que se han publicado en contra de Grupo Braca de Comunicación y con la golpiza que recibieron periodistas del Extra el pasado mes de junio. Esta declaración me parece irresponsable sin haber investigado antes y más sabiendo que por lo menos los volantes mencionados fueron creados por su competencia. Además, las acusaciones de Bracamontes son muy abiertas y no tienen un verdadero sustento o quizá tiene un equipo de investigadores más eficiente que el FBI y nosotros ni enterados.
La situación de la libertad de expresión en Morelos es precaria, en las notas que se publicaron al respecto sobre el "atentado" se pide la intervención del gobierno, pero como siempre no se mencionan nombres de autoridades. El día de hoy el Diario utiliza el incidente para ondear la bandera de la libertad de expresión y colocarse como su gran impulsor, cuando ha sido uno de sus principales vendedores. Esperemos que no les suceda nada a los periodistas de dicho medio que trabajan de manera honesta y que en ocasiones deben seguir la línea editorial de sus directivos. Sin embargo, también es triste ver que si antes la libertad de expresión se vendía al mejor postor, ahora se encuentre encañonada.
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miércoles, 28 de julio de 2010
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