jueves, 21 de enero de 2010

Un Congreso Utilizado


Jorge Arizmendi firmó la guerra con el Diario de Morelos


Ineludible
20 de enero del 2010
Javier Jaramillo Frikas
Columna
Prohibido Prohibir

        Las formas como respuesta al manejo de notas periodísticas desde el Congreso del Estado, evidencian un aparato pensante frágil donde impera la reacción sobre la razón. La Cámara cuenta con un sinnúmero de asesores que o no fueron consultados o simplemente no funcionan. Hoy tienen en un brete a la institución en una batalla que sería de uno sólo no de los 29 restantes legisladores. Dos notas en Diario de Morelos que hablan de la presunción que uno de los 30 diputados locales puede estar relacionado con organizaciones criminales que operan en la entidad, desnudaron al Poder Legislativo.
        Un diputado, uno sólo, envuelto en una sospecha gravísima, echó a andar una maquinaria de manera innecesaria. ¿Quién es él? ¿Cómo es él? Si lo hizo, ¿cómo se involucró para estar en alguna de tantas carpetas de investigación de las autoridades federales? Necesitamos conocer si los 29 legisladores restantes no solo meten las manos y fuero al fuego por su compañero sino están dispuestos a poner en riesgo el proceso de vertebración de lo que hasta este día es una frágil legislatura. La extensa carta de aclaración que muchos leímos este día más parecía la reforma a una ley que la exigencia de explicación a un medio. Esta vez es el Diario de Morelos pero podría ser cualquier otro rotativo o un reportero en lo individual.
        La percepción natural del que escribe es que el medio tiene elementos para mostrar al diputado investigado y seguro lo hará en su momento. La cocción de una información importante no es al gusto del que será el ingrediente principal –en este caso del presunto—o de quienes le acompañan en sus andares –digamos los otros 29 diputados—sino justo cuando los tiempos editoriales –así como los tiempos políticos o electorales para los que se dedican a estas actividades—lo determinen. El seguimiento a esta información es de interés general por las condiciones en que se encuentra Morelos, su sociedad y autoridades cuestionadas. Invertir el postre con la entrada o meter primero el plato principal, quizá sea del agrado de una furibunda Junta de Coordinación Política, más no de una válida estrategia de un medio informativo que goza, como cualquier ciudadano, de garantías para realizar su trabajo.
        Las líneas interminables de la aclaración, plagadas de artículos de las leyes que hacen los 30, van sumamente condimentadas con líquido biliar, no hubo la obligada conjunción de razones producto del enfriamiento de la cabeza. Se tiraron a dar la estocada buscando la precisión de matadores consagrados y el resultado es la rechifla y la negación a cuando menos la vuelta al ruedo.
        ¿El legislador presuntamente investigado cuenta con la capacidad de convencimiento, de convocatoria para que a pie juntillas los coordinadores emitan un oficio a nombre de los 30? ¿Quién es el que trae sobre pecho, espalda, extremidades temblorosas, la carga de la sospecha para encender un aparato emanado del pueblo para un asunto de suma gravedad? No se entiende de otra manera el veloz atropellamiento que hizo redactar con furia al o los autores de la famosa carta aclaratoria.
        La firma del doctor Jorge Arizmendi García lo hacen responsable público, pero se vale buscar razones y sobre todo presiones para que llegara a la mesa de redacción del DM. ¿Hubo consulta a todos los coordinadores parlamentarios? Porque en el legislativo hay gente pensante, políticos que han demostrado oficio y compromiso social. Podemos nombrar a Hortensia Figueroa Peralta del Partido de la Revolución Democrática que recién lo mostró en la tribuna. O a Arturo Cornejo Alatorre, experimentado en el quehacer y con extensa trayectoria en la administración pública, un operador natural, que desde el primer día enseñó las herramientas que da, precisamente, la vertebración. El propio Jorge Arizmendi, con una formación de valores fundamentales heredados de una familia de esfuerzo.
        Sin embargo, el oficio, la sensibilidad, el manejo de la política no se muestra con poses de poder o cual bravucón acompañado que acecha a una posible víctima en un callejón sin salida. No, el político actúa con sensatez, precisión y, si es el caso, con valentía. En la carta que leímos no hay ninguna de estas condiciones. Nos parece, más bien, producto de un atropellado encuentro donde se impone el imperio del nerviosismo del poderoso y presunto involucrado. ¿Quién se enervo al extremo de generar la aprobación de los otros 29?
        Una carta legítima del Congreso del Estado a un medio de comunicación no es un escrito burocrático, ni el envío a través de la oficialía de partes. Es, así de simple, un acto legal, público y político en esencia. Es la interpretación natural del ciudadano común.
        Por ello resulta obligado el intento de conocer la razón de la posición del Congreso TODO y sometemos dos posibilidades a la consideración de nuestros lectores:
        1.- En los más de cuatro meses se han conocido a la perfección que cada uno sabe lo que hacen (y lo más importante, lo que realizaron en cada una de sus actividades en los años anteriores) los 29 restantes, al grado de salir públicamente en una defensa estoica y convencida.
        2.- O los coordinadores con sus diputados de acuerdo, fueron sometidos por el presunto involucrado en una averiguación federal relacionada con delincuencia organizada.
       
                               De oficio a panfleto

        Hoy mismo desde muy temprano la ciudad fue invadida con un volante grande que al frente tenía la larga aclaración de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado y al reverso con letras gigantes que envolvían la hoja, en una muestra clara que las vísceras predominaban sobre cual fuere su razón. Es evidente que no pudo hacerlo nadie más que uno de los coordinadores parlamentarios, con herramientas propias de editores, dejando huellas dactilares por todas partes y consagrando a los 30 diputados por su interés particular como autores del libelo más difundido de los últimos tiempos. Si esta legislatura usa este medio de contacto directo con la sociedad, garantizamos que cada una de sus acciones al interior del Congreso tendrá una difusión que hará innecesarios a medios escritos y electrónicos. Es una medida tan eficaz como austera. Se trata, vaya descubrimiento, de un modelo de medio de comunicación que terminará con la eterna disputa de quiénes son los más vendidos, de mayor circulación, los que más se ven o escuchan. Aquí será del que maquile primero y para la satisfacción del morbo use un documento oficial y esconda la mano. Un acto de extrema valentía, ni duda cabe del que podrá ser blanco cualquier ciudadano, político o periodista. Fue una acción fantástica que podrá terminar en un escándalo mayúsculo si la autoridad correspondiente desnuda al presumible diputado delincuente.
        Claro, si en el frente el receptor es un diario con la firma del presidente de la Junta de Coordinación Política a nombre de los 30 diputados, esta misma firma alcanza el reverso con una descalificación hacia el propio periódico a nombre de los 30 diputados. La multiplicación de la carta con el sello del Congreso, firma del coordinador, argumentos legales y demás señala, gracias al autor de este modelo, al Congreso completo.
        A esta hora, las 0. 38 horas  (ya es jueves de una columna que empezamos los últimos segundos del miércoles 20) queremos que llegue el amanecer para conocer qué siguió al tema que nos jaló a muchos, porque no es cosa cualquiera, se trata de uno de los poderes del estado que reacciona a informaciones de un medio y que, de paso, participa voluntariamente o no a cometer lo que más que un delito sería un conjunto de ofensas, amenazas, advertencias, avisos o lo que gusten agregar, con un sector como el periodístico que por si han perdido la cuenta los legisladores, ha aportado  a hacer más kilométrica la lista de muertos en este México Bárbaro.
        Y no encontramos en la extensa carta la reforma al artículo segundo de la Constitución Política del Estado de Morelos hicieron, diputados locales, hace dos trienios donde se protege al periodista. Colegas interesados en ayudarnos a los otros, como Teodoro Rentería Villa y Justino Miranda Rodríguez promovieron y lograron tras jornadas duras de trabajo. Sabemos lo que decimos porque este servidor se acogió a ese artículo hará cuatro o cinco años para no revelar la fuente de un reportero que estaba bajo nuestra dirección, tras solicitud de ministerio público, luego que un presunto delincuente solicitaba el careo con él o la periodista para que detallara cómo obtuvo la información. El detenido aquel dejó de ser presunto y purga larga condena, agregamos.
        Ante ello existió la defensa. Pero no hay ninguna si circulan los panfletos o libelos cargados de un múltiple ingrediente especial: nerviosismo, nerviosismo, nerviosismo, nerviosismo y más nerviosismo.
¿Qué diputado está nervioso al grado de transmitir su mal a los otros 29?  


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