Unión de Morelos
Javier Jaramillo Frikas
Prohibido Prohibir
Se cumplió con el trámite y Amado Orihuela con Gina Bandera –hija de un gran amigo de la familia, Nereo Bendera Zavaleta, más allá de la política, de los tiempos del futbol con el hermano mayor y padre del que escribe—se instalaron en la presidencia y la secretaría general del Partido Revolucionario Institucional estatal. Un largo periodo sin cabeza tuvo el PRI. El diputado Orihuela Trejo, finalmente, demostró por qué su tarea hace más de un año en la búsqueda de la dirigencia. Hizo lo que tenía: acudir a las bases. Un reflejo del evento del martes fue que había rostros de morelenses del interior del Estado, exactamente las regiones donde este partido no perdió de manera consecutiva una, dos y hasta tres periodos.
Otro punto relevante es que la alianza de Amado Orihuela con Manuel Martínez Garrigós fue definitiva para que el primero lograra la victoria. La secretaria general Bandera además de que generacionalmente ha caminado al lado de Martínez Garrigós, era la oficial mayor del ayuntamiento. Cuernavaca para el PRI siempre estuvo en la pelea. El actual presidente municipal fue firme, nunca titubeo para jugar por otra fuerza, intentó una y otra vez hasta que en la tercera lo logró. Hoy, a un año de su gestión siguen coludidas las fuerzas gubernamentales en los tres niveles, la intervención de empresas que se sienten afectadas (algunas sin escrúpulos), para hacerlo trizas. Con trampas colocadas a su paso, Manuel en ocasiones cae sin esa necesidad y se cometen excesos que tiene que reconocer. Sin embargo, lo están cazando y su función es estar en la calle, cometer errores en el intento de recobrar Cuernavaca para sus habitantes. Hay veces, como anteayer, que no alcanza la excusa, pero en los terrenos generales ha sido atento y ha cuidado todos los sectores. Sin embargo, cuando la guerra está abierta, el adversario busca la perfección del otro. Es el caso.
Las condiciones políticas generales del estado cambian. Más de un año no hubo PRI en la mesa de discusión, careció de dirigencia, se mantuvo con extraños delegados que solo vienen a tomar canonjías y entregarse al que se ponga enfrente. Cambian las cosas porque junto con la obligada capacidad en el debate –que ya el mismo Amado determinará quiénes sean, no necesariamente uno de su mesa—se instala una institución partidista en el terreno que sea. Estuvieron los priistas sin guía, perdido el rumbo, pero eso sí con todas las posiciones. Si la renovación del PRI se ha hecho en tiempo y forma los desgastes que han vivido los evitan. Para su fortuna no hubo desarrollo en las otras fuerzas, la del partido en el gobierno, plácida, echada en la hamaca, solamente en calidad de cazadores del error ajeno. El PRD con sus excepciones –que son bastantes—no logra armarse tras los descalabros electorales de los últimos procesos. Los demás, justos en la espera de la siguiente elección. Convino al PRI la falta de movimiento y capacidad de los otros, porque de lo contrario los descarrilan.
En este momento, acomodando las piezas, sin presiones para que sean sus mejores mujeres y hombres los que den la batalla en las mesas del debate, de la discusión, mediática, Amado Orihuela debe preparar el escenario del 2012. Los priistas saben que tienen posibilidades y que todo depende de su capacidad de conciliación, estrategia y productividad. Está en sus manos lo que venga, no dependen de los demás. Es su asunto y su responsabilidad.
Claro, ubicado en los días de desarreglo priista como el mejor posicionado, Manuel Martínez Garrigós hoy, como han quedado las cosas, lo sigue siendo. No tiene competencia interna, porque ha sido el único que se ha rifado, por estar donde se encuentra. Es el presidente municipal de la capital de la entidad, donde se asientan los poderes del Estado. Los golpes acumulados no son casuales, llevan una estrategia que incluso les ha costado dinero a los que se los infringen, y es que en juego está que el PAN gobierne o no por tercera ocasión, lo que como se observan las cosas parece imposible. Sin embargo, todos conocemos que el peor enemigo de un priista es otro priista. Así que en juego se coloca si los tricolores tienen el talento, la humildad y la capacidad para ponerse de acuerdo, van a gobernar.
Y la alianza Martínez Garrigós—Amado Orihuela tampoco es casual –ya sabemos que en la política no existen casualidades—y si el presidente de Cuernavaca cuida cada unao de sus pasos, sus palabras y sobre todo sus acciones de gobierno y a los que están cerca de él, no solo será el candidato al gobierno por el PRI sino el gobernador de Morelos a partir del 2012. Sí, no lo desconocemos, existen leyes que reformar, pero existe jurisprudencia como en el caso Campeche donde se rompe lo de la edad. Y vamos a hacer un repetir lo que señalamos en esta columna meses antes que ganara la elección en julio del 2009: ni robándolo.
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jueves, 25 de noviembre de 2010
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