martes, 4 de agosto de 2009

Prohibido prohibir

Maleantes

4 agosto 09

Javier Jaramillo

Columna


 

         (“Usted es una rata  con pelambre de alambre, cuya cola se la untan con pomada de oro los de Wall Street”. Respuesta de Pablo Neruda al dictador español Francisco Franco, cuando rechazó la invitación a un evento cultural. Comentan que este texto del gran poeta, fue pegado en oficinas de la CEAMA dirigido a su responsable, Jorge Hinojosa Martínez y funcionarios cercanos, y los pnfletos retirado por sus testaferros. Algo en mal estado, ya hediondo, se cocina  en esa dependencia, ya lo verán)

 

                                La Procuración

 

        Evitábamos el tema por cuidar al responsable de esa área pero es ineludible: ¿Por fin Morelos tiene un procurador de justicia?

         Son temas que poco se tratan pero en nuestro registro, que nos conste, el último fue don Fernando Román Lugo con Lauro Ortega Martínez (este, para muchos el mejor gobernador da la entidad en su historia, luego de la polémica columna de hace días sobre “El Difícil Oficio de Gobernar” donde anotamos a Antonio Riva Palacio como el último gobernador--gobernador). Don Fernando fue procurador en su natal Guerrero, en su estado de adopción Veracruz, en el Distrito Federal y en su última residencia, Morelos y en cada uno tuvo una actuación destacada.

         Aquí, con don Lauro, tuvo un asesor al que en ratos en medio del ajetreo orientaba y guiaba; es Pedro Luis Benítez Velez, egresado de la escuela de Derecho de la Universidad de Morelos, curtido por la vida, perseguido político, rehabilitado social y públicamente por la que manda, la sociedad de Morelos y actual procurador de justicia. Cuautlense de nacimiento, controvertido en la escena pública y de una sola pieza. Reconocido como abogado, su último trabajo profesional antes de regresar al servicio público fue en el despacho del doctor Ignacio Burgoa Orihuela, uno de los abogados mexicanos más reconocidos en el mundo. Ahí con el ya fallecido don Ignacio, Benítez obtuvo logros importantes y una especialización en el terreno de los hechos en Derecho Constitucional. Conocido en la Suprema Corte de Justicia de la Nación en su función de postulante, principal abogado de la firma y finalmente socio de la misma, Benítez optó por regresar a la querencia, sobre todo para saldar cualquier duda sobre un presunto delito que, defendiéndose profesionalmente así mismo, ganó ante la justicia. Cometió un “grave delito”: bajar una multa del transporte a Leonardo “La Víbora”, un  discapacitado ampliamente conocido en Cuernavaca. Algo así como quitar 300 pesos a una cantidad de 500.

         Delitos de esa índole son medallas, diría el otro Jaramillo.

         Los últimos años –de perdida 3 lustros—las crisis de los gobiernos estatales han partido de la Procuraduría de Justicia, desde donde se han desencadenado las consecuentes crisis políticas. No es cuestión de dar muchas vueltas, las anotamos:

         Con Jorge Carrillo Olea: Armando Martínez Salgado, subdirector de la judicial y su carga; “El Moles”, un delincuente que trabajó anteriormente para él y lo desafió. Martínez arrastró a sus jefes superiores que, cuando menos, debieron rendir declaración ante la justicia federal y, finalmente, obligó a Carrillo a solicitar licencia y separarse del cargo de gobernador.

         Con Sergio Estrada Cajigal Ramírez el sistema falló también en la Procuraduría y dos dse los directores de la Judicial, Alberto Pliego Fuentes y José Agustín Montiel López así como un subdirector, Raúl Cortés Galindo, fueron enviados a la prisión federal de Almoloya por su protección a un cártel de la droga. Pliego falleció por cáncer privado de su libertad, Montiel y Cortés han sido sentenciados a más de 30 años. A Sergio lo dañaron porque se vino encima una serie de señalamientos que derivaron en un juicio político que finalmente no prosperó en su contra. Pero de la PGJE se vino la tormenta.

         Con el actual gobernador, Marco Antonio Adame Castillo, también se vino el mundo encima a partir de la falta de oficio en el área de procuración de justicia. Un comandante de la judicial, Salvador Pintado, soltó la cuerda que hoy lo tiene amarrado junto con los secretarios de Seguridad Pública estatal, Luis Angel Cabeza de Vaca y su homólogo de Cuernavaca, Francisco Sánchez González. Le permiten salir a un buen hombre pero mal procurador como fue Francisco Coronato Rodríguez y todos los ojos miraron hacia la Consejería Jurídica a cuyo frente estaba Pedro Luis Benítez Velez. ¿Quién más? Lo de la terna fue mero trámite y lo colocaron en lo que abogados dicen, era “el sueño de su vida”. Y preguntamos a nuestros lectores si las actuales condiciones permitirían a una persona normal, abogados incluidos, tener ser procurador como un anhelo, un sueño. La mayoría lo observaría más cerca de la pesadilla que mecerse en nubes color rosa.

         Nos encontramos en las últimas semanas con trabajo intenso en la Procuraduría General de Justicia que le vale a Benítez Velez el reconocimiento de los que realmente valen y mandan: ciudadanos que ni siquiera lo conocen, y en orden menor a funcionarios de los tres niveles y a los actores políticos que, cuando menos, conocen que es dueño de oficio en la procuración y en la política. El caso de los secuestros esclarecidos con los maleantes capturados, lo del Apache que asesinó a la joven Paola Gallo y los casi 200 años que le esperan de sentencia; ayer mismo lo de los roba autos que han llegado al grado de lo insólito al tratar de llevarse autos de la oficina que resguarda los autos en la Procuraduría: los ratones entraron con facilidad, se los permitieron, pero ya no salieron más que acompañados de dos decenas de agentes ministeriales.

         Precisamente evitábamos tocar el tema de la procuración de justicia y en especial a Pedro Luis Benítez porque los periodistas tenemos amigos, no muchos, pero los tenemos. Y una obligación es cuidarlos. Y la mejor forma es no mencionándolos. Hoy lo hacemos porque queremos dejar claro lo que pensamos:

Que el procurador haga lo que la ley le indique.

Que no exceda sus funciones.

Que no vaya a eventos donde no lo inviten (el fuero común es el fuero común y choca con el fuero federal).

Que conserve la imposición de respeto a la institución y a su persona.

Que regrese a su actividad profesional si no encuentra apoyo institucional en la dura tarea.

Que si una duda no existe es que se trata de un Profesional del Derecho que no tiene que justificar nada ante nadie.

Que su compromiso es con la sociedad morelense y no con partidos o personajes.

Que le vaya bien.


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