Fortuna
2 septiembre 09
Javier Jaramillo Frikas
Columna
Prohibido Prohibir
En la sesión inaugural de la LI Legislatura Local cada uno de los oradores “enseñó sus fierros”, unos con más pena que gloria. La nueva geografía del poder en Morelos tuvo que mostrarse ahí y solo hubo esbozos. El Partido Revolucionario Institucional fue de los mejores comportados en la tribuna, porque Jorge Arizmendi y Andrés González dijeron lo que les redactaron y no lo que sentían. Hubo demasiado rebuscamiento, un lenguaje distante más de los invertebrados políticamente que ahí se veían, que de la gente común, esa que si a algo no le entiende, opta por cambiar el canal o simplemente ignorarlos. Y vaya que no tocaron temas intrascendentales, pero fue el regreso a la retórica usando como pretexto la democracia y su historia y el evento más importante de la agenda nacional el año próximo: el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución. No fueron rudos innecesarios, eso tendrán que reconocerlos las presuntas víctimas del gobierno estatal que tuvieron menor suerte con los demás.
Finalmente, los gritos son inútiles cuando no existe la eficacia en la solución de los problemas y regresamos con la premisa que aparezca la política—política, esa que solo destelló el martes en el salón de sesiones. Rescatable lo de la diputada Hortencia Figueroa del PRD que si bien cerró con frases que en su momento fueron de impacto como el “despertar del Morelos Bronco”, centrarse sobre el ex gobernador Sergio Estrada Cajigal Ramírez quizá le redituó dividendos en su entorno pero en esencia no hubo grandes aportaciones. Sin embargo, Hortencia mostró que será legisladora de equilibrios al interior y que, como los demás 29, tendrán que saber, exactamente, cuál es su mejor papel. Luis Miguel Ramírez, coordinador de Acción Nacional hizo lo que debía y seguramente preveía lo que iba a suceder como primera minoría pero con su partido al frente de un gobierno que, visto desde donde lo queramos, es frágil. La actitud de las otras cinco fuerzas (predominando seguramente la quincena de priistas) de no dejarles ninguna comisión, no son descortesías políticas, tampoco exabruptos antidemocráticos. No, simplemente, la víspera tuvo que ser manejada con oficio y hubo por ahí una desafortunada declaración del flamante secretario general del PAN, el simpático “Comal Tiznado” Liborio Román Cruz Mejía que, fuera de su estilo, dijo que si en el Congreso continuaba el agandalle, ellos desde el gobierno actuarían igual. Y lo otro: supuestamente hubo el acuerdo entre fracciones, el viernes, de no asistir a la reunión previa del sábado hasta esperar el resultado del Tribunal Federal Electoral con los plurinominales del PRI. Sin embargo fueron cinco de los seis panistas y estallaron algunos de los otros congresistas. Se metieron en un pleito de callejón donde la ventaja estaba del otro lado de los panistas. Fue una bravuconada cara que no elimina la falta de aseo político de los demás partidos. Sí, se mancharon, pero los ajustes de cuentas, los egocentrismos, deben quedar en el terreno de lo personal y no trasladarlo a escenarios públicos, de todos, donde insistimos, ha estado ausente la práctica política.
Ante ello, destacó el diputado con mayor experiencia y oficio, Luis Arturo Cornejo Alatorre, hoy de Convergencia, sacó la cara con un discurso elaborado por él –su especialidad desde chamaco—que le impregnó emoción personal, reconocimientos compartidos por una buena parte –lo de Lauro Ortega, sin duda—y abrió la puerta al ejecutivo para las buenas acciones. Firme y propositivo, lo que se puede cuando existe el oficio que da, claro, la vertebración política.
Lo demás hubo hasta pasiones personales, intereses más allá de la tribuna y anécdotas. Entresacamos del discurso de Javier Estrada González, del Verde Ecologista, ingredientes para cocinar en este mismo espacio un tema aparte, con sabor a Cuernavaca donde el legislador –paisano pero lejano de la realidad histórica, según escuchamos y vimos—sació su rencor ante lo que le llamaban “la máxima tribuna del Estado”. Solo al tocayo se le ocurrió hacer citas directas, casi empresariales, con obligación de carpetas en el MP, que podría esconder competencias comerciales o inmobiliarias.
Lo “importante” de su intervención fueron un antro llamado “Borakay” y la nueva instalación del edificio municipal de Cuernavaca, en lo que pasó a darle duro a uno de los lugares que un buen número (los que no tenían alberca y querían cambiar al parque Revolución de vez en cuando): el Hotel Papagayo. ¿Motel de paso? A lo mejor para Javier era eso, pero de ninguna manera accesible a la gente común para algo tan normal desde la prehistoria. Fue ocurrente Estrada. Nada más. Pero desde el tono poco serio, valentón de disco cara, de chavo fresa, se alejó de la realidad social de Morelos. ¿Qué quiso hacer? Ojala lo diga, porque dio pena ajena la poca presencia política de un hombre que ya tiene años recibiendo la prebenda del erario sin mucho avance. En una palabra: lo devengado de dinero del pueblo ha sido mala inversión. No hay avance.
Ahora, en lo anecdótico ya nos hubiese gustado ir allí cuando chavos, aunque sea a remojarse en la albercota. “De paso, lo que se dice de paso” estaba Aragón y León y el más famoso “América” y era la calle hotelera de la ciudad con lugares también familiares y de agentes viajeros como “La Fronteriza” y otros – ¿Se acuerdan de Nora Córdoba, hija de los dueños, hermana de uno de los primeros hippies de Morelos, Arturo? Todos por las calles de Cuernavaca volteaban a verla, hasta los más chavos. Era una mujer verdaderamente atractiva--. Había otros “de Pasadena” como “La Casa Blanca” en Arista y No Reelección o algunos de fachada, digamos “Los Baños Jordán” casi en la esquina que forman Las Casas y Leyva. Bueno, hasta la casa de huéspedes en las calles de Ayuntamiento o ya encarrerados y hasta con agua de más, los Baños Susy, La Ranita en Zarco o La Carolina. ¿Cuándo se iba a atrever a darse una vueltecita por ahí el buen Tocayo Estrada?
Esos eran lugares “de pisa y corre” para la gran mayoría de cuernavacences en una actividad normal. Los ricos nunca paraban ahí. Les daba miedo o como dirían “cosa”. Si se trataba de aplicar un golpecito a la administración municipal, mejor meterse en temas de fondo, porque aquí el diputado mostró su nulo desarrollo no obstante que es su cuarta incursión en un cargo de elección popular aunque nunca de manera directa en las urnas ciudadanas sino de rebote plurinominal. Y si hay que dar un madrazo político, cuando menos, estructurarlo con argumentos del mismo corte. ¿Qué eso vende porque la gente lo aplaude? Es la anécdota, parte del circo, la maroma y el teatro, pero lejos, mucho muy lejos del alcance político, el que de respeto a sus ejecutores.
Cerramos la sesión por el día de hoy, pero dejamos un texto que retrata al PAN y su máximo exponente, José Raúl Hernández Avila, en relación a los medios de comunicación de Morelos y nos lleva, inminentemente a la realidad política de nuestra tierra. ¿Recordará “La Piedra” sus memorables palabras? Mientras, aquí se las ofrecemos. Fue el domingo 18 de noviembre del 2001, hace casi ocho años en una carta que envía a la prensa y reprodujo Reforma:
Quiero puntualizar que se han venido desvirtuando o transformando la verdad y la realidad del triunfo contundente del 2 de julio, ya que los medios de comunicación presumen o hacen sentir que ustedes ayudaron al Partido Acción Nacional o al país para el cambio, que no se olvide que los medios de comunicación en su totalidad fueron priistas y ahora quieren subir o trepar a nuestro barco, que no se olvide que por muchas décadas nosotros hemos venido trabajando con estrategias e ideas que nos han llevado al poder absoluto.
Espero pronto la rectificación de ustedes, los medios, para no seguir engañando a la población de Cuernavaca, el Estado de Morelos y todo México”.
Pobre hombre. Tanta estrategia e ideas que los llevaron “al poder absoluto” a unos cuantos años les empujan al despeñadero. Los medios fueron priistas de acuerdo a las palabras de José Raúl y no dejó a ninguno con el beneficio de la duda. ¿Son otra vez priistas? Porque uno de los temas que en los días que vienen se trataran aquí, es la entrega de muchos medios al gobierno del PAN que no refleja la realidad de los acontecimientos del Estado. “La Piedra” sabe bien que el año pasado se gastaron en publicidad para la administración casi 116 millones de pesos cuando el presupuesto de Comunicación Social, autorizado por el Congreso, es de 35 millones. Más del triple. Obligación de los nuevos diputados. Abuso absoluto como el poder que pregonaba José Raúl en el 2001. Y también lo sabe pero se hace, que él ha sido el peor presidente municipal en la historia de Cuernavaca. La intolerancia de este grotesco personaje fotografía no a un dictador nazi –nunca lo aceptaban, por aquello del predominio ario—pero sí a uno de esos caciques vietnamitas o chinos que se hacían ricos con los que cosechaban en condiciones infrahumanas el arroz.
Y sí, es cierto, era el jefe de la decadente Sagrada Familia del PAN ¿Seguirá igual o pasó la estafeta? En cuanto a los medios morelenses, cuestión de revisar las aparentes encuestas y los titulares para entender que se han empanizado. No todos, claro, pero se han vestido de azul, se han pintado de azul y permiten les metan la mano azulosa debajo de la falda. Si Javier “Chabelo” López Sánchez los penetró, no tardan en tumbarle los calzones a los ofrecidos—beneficiados que marcan la línea editorial de acuerdo a la cifra.
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