MMG
18 septiembre 09
Javier Jaramillo Frikas
Columna
Prohibido Prohibir
El claro triunfo electoral de Manuel Martínez Garrigós el 5 de julio, entra en una etapa importante de definición política a poco más de un mes de tomar posesión como presidente municipal de Cuernavaca. Conociéndolo hace años queda claro que va a privilegiar el destino de la capital y su sociedad, sobre quienes se sienten seguros en un cargo de su administración. No va a permitir que ningún responsable en la comisión de transición privilegie sus intereses personales sobre los de un gobierno municipal de amplias expectativas.
Tiene puntos importantes a favor Martínez Garrigós y pueden ser los siguientes:
1.- Su compromiso es con la sociedad de Cuernavaca que va a gobernar, con todos. Políticamente la posición para competir y ganar internamente la tiene gracias a Beatriz Paredes Rangel, presidenta nacional del PRI y con nadie más. Localmente no le debe nada a ningún grupo, así que no existe block de facturas a pagar desde el Ayuntamiento de esta capital en los siguientes tres años.
2.- Por lo pronto, el equipo de transición como presuntos y cercanos a él necesitan contar con un requisito indispensable: su compromiso con Cuernavaca y lealtad al gobernante. No tiene cabida aquel que busque generar a favor del grupo que representa o al que pertenece, como todo indica pretenden varios que vimos irrumpir cual estampida al anuncio del cuadro de transición. Para pronto: no existe nada en concreto con nadie, aunque no lo parezca.
3.- Se ha preparado años para hacer un papel significativo y no va a permitir que excesos de otros detengan, marginen o dañen con su carrera política cuando apenas rebasa los 30 años de edad y tiene la preferencia de un amplio sector de Cuernavaca y lo reconocen en todo el Estado. Es político—político con un agregado: insistente. Una prueba fue que en la tercera lo logró, lo que muestra también a un hombre de decisiones.
Los años de persistencia han transformado a Manuel. No es el muchacho impetuoso del 2003 que inició su inversión política para gobernar su ciudad natal. Tampoco el que tres años después luchó contra todo. La tarea realizada desde finales de la década pasada en su partido era parte de un proyecto que consideraba lo que hoy ya tiene. En el camino hubo duros tropiezos, golpes asestados incluso en su entorno. Y la soledad de las derrotas, cerca solamente los que creían más en el hombre que en la victoria.
Cambiadas las condiciones, Martínez Garrigós asimiló experiencias buenas y malas para fortalecer su vertebración política. No fue sorpresa para los que lo advertimos desde el año pasado, más por la voz de la calle que por los análisis de expertos. Hubo críticas severas, incluso sanciones para el atrevimiento. Lo dice alguien que hoy lo repite cuando eran pocas, ocultas, las voces. Hoy, encaramados en el camión del triunfo, la gran multitud en la búsqueda de la comodidad quincenal han cambiado hasta su modo de caminar. MMG ha sido un observador acucioso, tomando notas de trabajo, actitudes y simulaciones. Se ha manejado con sensatez en espera que rectifique el rumbo los extraviados. No ha hecho aspavientos. Y se establece la hora: está listo para tomar decisiones.
Decisiones que van a provocar más molestia que sorpresa, digamos en quienes ya hasta integran “su” equipo propio de trabajo más allá del presidente electo. Ni el responsable general de la transición ni el último de los “generales” tiene algún cargo seguro. Se han suscitado molestias, abusos, que MMG los tiene plenamente identificados, de ahí que aseguramos tomará determinaciones fuertes.
Martínez Garrigós entiende que la presidencia de Cuernavaca es la plataforma natural para consolidar su carrera política y apuntar hacia alturas de peso. Sabe que su partido tiene, en este momento la mitad de diputados en los Congresos local y federal y la mayoría en coalición con otros cinco institutos hasta sumar 24 de 30 aquí. Que no obstante la difícil situación financiera, Cuernavaca podría salir lo mejor librada posible.
Ya lo veremos, ya lo veremos… Mientras, se va a aparecer un Manuel Martínez Garrigós que será bienvenido por la gente de Cuernavaca aunque, en el corto camino al primero de noviembre, se vayan los que presuntamente hasta colocaban cuadros en las que habían escogido como sus oficinas en el próximo ayuntamiento.
Se acerca la hora de la verdad para MMG
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